Cuenta la leyenda que tres
auténticos loosers
decidieron hacer la fiesta más sorprendente a la que nadie había
asistido antes. No como esas wannabes
que arman en el puerto y que todos tienen que ir vestidos de blanco
sosteniendo un vaso de color verde y poniendo sus fotos en todas las
series sociales. No, a esta fiesta llegaron todos los que quisieron pasársela bien. Las mujeres más bellas, los jugadores del equipo de football, el vecino que todos odian pero por gracia divina ese día es el "bro", perros, gatos, gente pequeña... hasta tu abuela llegó sin previo aviso.
Fue tan grande que todos hablaron de esa fiesta, incluso aquellos que no llegaron, sabían tantos detalles para contarla. Se corría el rumor que esa noche iba a ser la oportunidad de sus vidas. Las mujeres con las
que nunca se imaginaban les iban a hablar, amigos que nunca iban
a tener serían sus compadres, la fiesta que jamás imaginaron sería la más recordada por todos y la pesadilla
que todo padre de familia se convertería en realidad. Be cool for one night and
everything changes.
Árboles
y casa incendiadas, carros hundidos en piscinas, gente
desaparecida y un estado de calamidad en un vecindario, fue el conteo parcial de aquella noche. Todo
fue grabado en video, que fue la única evidencia que sobrevivió de
aquel acontecimiento. A los pelones que organizaron de esta fiesta nadie sabe que
es de ellos al día de hoy, pero de una cosa estamos seguros, ahora
son una leyenda viviente.
De eso se trata un poco Proyect X de Todd Puillps. Que viene siendo un cuasi cóctel de esteroides de Super cool,
The revenche of the Nerds
y The Big Bang Theory en una batidora,
que sin lugar a dudas, sigue con la tradición de estas películas
que vinieron a dárle su lugar en nuestro corazón a todos aquellos
intelectuales de la ciencia y tecnología, y que les pedíamos copia
en los éxamenes.
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