viernes, 31 de octubre de 2025

No hay redención sin ruido


Dentro de tantas biopics que existen sobre personajes públicos, es difícil acertar qué es lo que realmente quiere uno como espectador. Y a veces, contar su historia desde su principio, llegaral punto cuando toca fondo y ver su surgimiento funciona, pero en otros casos no. Hay que saber enfocarse y ese es el caso de Springsteen, Deliver Me From nowhere.  

Hay música, sí; hay romance, sí; hay problemas, sí y también hay desamores. Y si te preguntabas también hay un toca fondo y un resurgimiento. Como todo buen biopic. Pero no es algo que no lo cuenten durante toda la vida del Boss (que por cierto, si esperabas saber porque le dicen así este no es el biopic que te lo cuenta).  

No hace falta recorrer toda una biografía para encontrar los ingredientes del cliché. A veces bastan unos meses, un estudio y la creación de un disco que se vuelve catarsis.

Deliver Me from Nowhere tiene algo íntimo y, al mismo tiempo, algo que no encaja. Nos recuerda que las canciones no nacen del momento perfecto, sino de una emoción al borde: desesperación, abandono, alienación. Como si el protagonista dijera: me empujaron hasta aquí.


Nebraska es el ejemplo más puro. La voz de un joven asesino en serie interpretada desde la misma escencia emociónal de un ambiente sobrio, cuarto frío, con guitarra acústica, armonica, que deja que la historia hable con voz propia. 

Es reconocer que la vida duele, y que a veces lo que pasa se debe a esa maldad o dureza impersonal del mundo. “Dejame poner aunque sea un póster aquí” le dice un amigo a Bruce en ironía cuando entra al cuarto. Y ese solo es el comienzo.

Jeremy Allen White y Jeremy Strong no solo interpretan, habitan a sus personajes. Vulnerabilidad y crudeza. Es como ir en el asiento trasero de un auto desconocido, escuchando cassette que creés reconocer, pero no sabés cuándo lo escuchaste por primera vez.   

En pocas palabras y sin hacer tanto spoiler Springsteen: Deliver Me from Nowhere no es una biopic que idealice al artista, ni otro cliché del cine. Es conocer al niño roto que todos llevamos dentro, ese que, a través de la música, aprendemos a aceptar, abrazar y empezar a sanar.

Springsteen: Deliver Me From Nowhere | Official Trailer