miércoles, 3 de noviembre de 2010

Uno on the Rocks por favor, Calamaro invita

El éxtasis quedó en el ambiente y todavía creo escuchar sus notas. Uno de los representantes del rockargento, hizo sonar la última nota de su guitarra. Andrés Calamaro se despedía de un selecto público guatemalteco en el escenario místico de La Ermita de la Santa Cruz en Antigua Guatemala.

Las Dos horas y media tal ves no fueron lo suficientes para la espera de más de 20 años que nuestras células roqueras hicieron para que Andrés Calamaro, el Salmón, estremeciera su guitarra eléctrica e hiciera cantar a los que nos dimos lugar a la cita. Sus letras e historias que acompañaron el repertorio, crearon y dieron lugar a encontrar viejos sentimientos, a acercar frentes y miradas; a abrazar por medio segundo el recuerdo; a tratar de llenar aquella botella medio vacía y convertir esa velada en un concierto que quedará en la memoria como uno de los mejores que se haya dado en los últimos meses en Guatemala. Para mi será el mejor del año. Aunque haya venido Metallica y las mentes pensaran en que no nos merecíamos más, escuchar a Calamardo en el escenario no tiene precio.

El rock no se hizo esperar. Sus palabras llenaron el ambiente “Este es el jamming que me gusta" y por que no, a todos los presentes también. Flaca, Comida China, Mi Gin Tonic, Crímenes perfectos, Canal 69, Alta suciedad, Sin Documentos, Paloma, entre otras que no cuenta su repertorio habitual, sonaron en una noche a la que el Salmón la llamó como una “mística llena de pasión y locura, en la que la inspiración se vuelve sentimiento” ante el micrófono que lo adornaba un calamar de plástico. Me hubiera gustado ver a Calamardo y que hiciera chiste al respecto.

Antes de que las puertas de madera, que guardan las ruinas de la Ermita dieran paso a que el roquero argentino iniciara su repertorio, Tuco Cárdenas en compañía de otros músicos guatemaltecos como Carlos Hernández, el gordo, abrieron la velada de la peregrinación por ir a escuchar a uno de los mesías de la música en español. Los guatemaltecos y llamado El Salmón Calamaro ya no tenían que esperar más. El concierto comenzaba a grabarse en la memoria.

La Dosis, así nos llamó Andrés en su blog, mientras fue a caminar y a echarse un porrito con el amigo El Gordo, como dice la canción. Se fumaron anécdotas, historias, situaciones, letras, secretos. La noche anterior El Gordo agacho la cabeza humildemente cuando su maestro musical pasó frente a él. Al terminar el toque, Andrés Calamaro se quitaba el sombrero ante el Gordo en señal de respeto y se lo regaló y le dijo "eso que llevas en el brazo es para toda la vida. Y por eso me quito el sombrero". Calamaro admiraba el tatuaje que el Gordo lleva en el brazo. !Salud amigo!


Este Loco nos dio una receta que curó una ansiedad que necesitábamos. Ahora a esperar a la próxima cita.

5 comentarios:

David Lepe dijo...

fuckin' A.

mOrena dijo...

Yeah Yeah!!!!!!!!!!!!!!!

Issa dijo...

uyyyy suena genial! me lo perdí :(

Supercuyo dijo...

Una velada genial llena de mucha magia muy bien descrita.....salud!!!

Duffboy dijo...

Ese concierto fue niveles, trecibeles... todavía tengo pendiente casaquear con El Gordo sobre esa velada. Inolvidable fue, inolvidable, compañero.