miércoles, 14 de marzo de 2012

Y... no contaban con mi astucia

[un post un poco largo para compensar el tiempo perdido]

Cuesta, de verdad, volver a apachar las teclas de un teclado de computadora cuando ya has dejado la práctica de incluir historias dentro de este espacio. Tal vez por que de un momento a otro se desmotiva uno a seguir contando historias. Cosas que pasaron y ya, la chispita emocional, se acaba. 
A mi me pasó con la fotografía. Un día decidí que ya había sido suficiente seguir apachando el click y deje de capturar momentos. Lo dejé un buen rato y al tiempo volví, o traté, de hacer magia. Pero lo hacía esporádicamente, ya que por exigencia tuve que tomarle fotos a restaurantes, chefs, carros, edecanes enseñando media nalga a la par del carro, premiaciones, entrega de reconocimientos, entre otras cosas que se resumen a hacer “la foto institucional” del evento que iba a cubrir.
A veces, esto mata el intelecto. Algo que simplemente, Lo sospeché desde un principio.
Seguía capturando el momento y le ponía la creatividad necesaria, aunque las críticas sugerían que esa no era la foto indicada, a tomar lo que era posible. Y ahí fue cuando poco a poco me dedique a distraerme tomando atardeceres, por casi 8 meses, y retomé, sin que alguien llamado especialista o en los nuevos casos  profesional, me lo criticara en hacer fotos que en ese momento era lo que me entretenía. Lo hice intencionalmente para no perderle el gusto a una de las cosas que me encanta hacer.

Y de repente, mis antenitas de vinil detectan lapresencia del enemigo, y fue cuando me di cuenta que la espinita de la desmotivación seguía encarnada, pero ahora con mis letras. Mi espacio público, llamado La vida es un soundtrack, había perdido fluidez al igual que lo había hecho al principio mi pasión por la foto. La situación de imponerle algo para justificar el trabajo de otros, mata la creatividad. Tuve que tomar un respiro para llegar a este punto. Este punto de desahogo en el cual pueda otra vez a contar nuevamente historias.
Así, como volví a apretar el botón del click de una cámara, volveré a apachar las teclas de un teclado para darle vida a las letras.

Pero ya lo dice el viejo y conocido refran... síganme los buenos que esta aventura no termina.

*Recordando a un gran héroe el, Chapulín Colorado  y a mi noble lechuga que me insistió en retomar este espacio.


2 comentarios:

Issa dijo...

Bienvenido Chapulín :)

S0y la Que No Buscas dijo...

Pues bienvenido!! :D