Tenia ganas de hacer una meditación. Desprenderme de este mundo por un momento y darme el trip de desdoblamiento. Yo y mis grandes pedos orientales. Viajar y ver todas esos colorcitos y mamadas que te dicen a la hora de meditar. Si te lo venden tan bien que dan ganas.
Y ayer era la fecha perfecta. Eclipse de luna, hora perfecta 7pm y como ya tenia tiempo de no aventurare en un viaje astral,… espiritualmente hablando, me decidí a ir. Después de una gran platica en la que se hizo protagonista el desapego a lo material, y que de paso a lo carnal, sentimentalmente hablando, nos decidimos a meditar… un gran yeiii sonó en mi cabeza. Cruzo mis pies en pose de flor de loto, mis dedos igual. Junto los pulgares para sentir la sensación y cierro mis ojos. Listo, dispuesto y atento a quien dirige esta meditación (una de las que más me gusta, la que te llevan con una luz y tu cuerpo se llena de energía y todo…) yo feliz me quedaría con las ganas de hacerla.
Ojo cuando vayan a estas cosas siempre asegúrense que el que guía la meditación tenga esa presencia que no los va a defraudar. Una meditación en un tiempo que tu mente y cuerpo juegan un papel diferente, y para lograr esto se lleva tiempo. NO como sucedió anoche, que en menos de 5 minutos nos hicieron “viajar” por el plano energético. POR FAVOR ni un pito de mota logra tal efecto.
Al salir, cuasi decepcionado por mi gran plan de meditación al mismo tiempo que sucedia el eclipse lunar, me sentí utilizado. Pero bueno, que les puedo decir, no se ilusionen con las cosas que prometen. Por que entre más bonitas las mira uno y va con todo el entusiasmo a vivirlas, son más chafas.
Salu!
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